De acuerdo a lo que nos expresa el capítulo IX “La calidad necesita la participación de la comunidad” lo más relevante para mí, es propiciar la participación de los beneficiarios, porque considero que sólo de tal forma, el beneficiario podrá sentirse como parte del proceso, sentirá imprescindible su participación, entenderá que sin él, dicho proceso no puede rendir los resultados deseados y sólo de esta manera se comprometerá a participar.
Es importantísimo, que la comunidad apoye y haga suya la escuela y a la educación que ella prolifera a los alumnos, sin embargo, pienso que este esfuerzo debe acentuarse mucho más en la educación básica, donde son nuestros pequeños niños y nuestros curiosos jóvenes los que reciben la enseñanza. ¿Por qué considero esto? es muy sencillo, simplemente, es muy triste que los padres mismos, no se involucren en el aprendizaje de los pequeños, cuando éstos están en los primeros años de la educación primaria. Los padres, rara vez se aparecen en la escuela para revisar sus calificaciones, rara vez se sientan con sus hijos por las tardes a trabajar juntos, es escasa o nula su participación en labores escolares donde se involucran ambas partes: docentes-padres de familia, en fin, el pequeño no ve el apoyo de sus padres y se siente, relativamente solo.
El hecho de que el alumno se sienta solo, tiene repercusiones muchas más amplias de las que nosotros imaginamos. Lo expondré así: un alumno que en definitiva observa que sus padres no prestan la menor atención a su desempeño escolar, se ausentan en juntas de padres de familia y nunca le preguntan sobre cómo se siente en la escuela, sobre cómo va desenvolviéndose en su salón de clases o sobre qué dudas tiene sobre el tema, comprende que está solo en la dura batalla del conocimiento, poco a poco se siente desanimado y cuando esto sucede, no hay nadie ahí (fuera del docente) que lo haga sentir capaz, que le transmita seguridad y que lo apoye. ¿Qué pasa con un estudiante así? Desafortunadamente, se vuelve parte de las estadísticas de fracaso escolar.
Aunado a lo anterior, los padres de familia, exigen que los maestros proporcionen educación de calidad a los alumnos, claro es su labor, sin embargo, también exigen que moldeen el comportamiento de sus hijos, que los enseñen a respetar, que los enseñen a tener tolerancia y una infinidad de valores, valores que desde mi punto de vista, deben de cimentarse en casa, en fin la comunidad muchas veces, delega responsabilidades a la escuela, cuando esta no ha cumplido su parte.
Entiendo que la participación de los padres de familia y de la comunidad en general muchas veces se vea obstaculizada por el ritmo de vida que actualmente llevan, una vida donde trabajas todo el día, llegas agotado y duermes poco, para más o menos comer bien. Sin embargo, exhorto a que nuestros beneficiarios, se propongan contribuir un poco, pero constantemente, ¡Sociedad, es por el bien de sus hijos!
Lo que se tiene que comprender en primera instancia, es que la escuela forma parte de la comunidad y a su vez la comunidad forma parte de la escuela, y como tal, ambas partes están concatenadas, una influye en la otra y viceversa. Para resaltar mi punto expuesto anteriormente, plantearé un sencillo ejemplo: la escuela participa activamente en la comunidad, otorgándole, alumnos egresados los cuales más adelante, participarán a su vez en la comunidad y la transformaran. La escuela también se hace presente cuando realizan campañas en pro de la comunidad y son los alumnos quienes las llevan a cabo por ejemplo campañas de vacunación. En fin, la participación de la escuela en la comunidad es muy amplia, que no bastaría este espacio para enumerar sus acciones.
La comunidad también marca un papel determinante en la institución educativa, cuando de ella emanan los alumnos que ocuparán un lugar dentro de la escuela, estudiantes que a su vez, son únicos e irrepetibles, estudiantes, que están formados, según las condiciones y el contexto que prevalece en la comunidad.
Es decir, dependiendo de las condiciones que prevalezcan en la comunidad, tendremos alumnos cuyos comportamientos o rasgos esenciales, sean correspondientes a dichas condiciones. De tal forma que si en nuestra comunidad preponderan habitantes responsables, respetuosos, tolerantes, abiertos al diálogo, donde la mayoría se preocupa por el buen funcionamiento de la comunidad y donde todos trabajan en equipo, los alumnos se regirán por el mismo sistema, esto se verá reflejado en el aula de trabajo y por ende en el funcionamiento de la escuela.
El plantel educativo en general, los padres de familia y la comunidad, deben de visualizar objetivos comunes, es decir hasta donde se quiere llegar, ¿queremos formar personas capaces de interactuar con el medio social, que sean productivas y con una personalidad inquebrantable exenta de corrupción? pues adelante, trabajemos todos en equipo, todos guiados por los mismos objetivos, con las mismas metas y veremos que nuestra labor será recompensada con el cumplimiento de nuestras visiones. Los resultados serán mayores a que si trabajamos aisladamente unos de otros.
Todo es cuestión de asumir el reto, comprometernos a cumplirlo y ayudarnos mutuamente. Hablando de retos, considero que el principal corresponde al docente, a mi parecer es el de lograr propiciar dicha participación. Considero que el docente tiene que hacer de todo para poder llamar la atención de los padres de familia, conservarla e incrementarla, de tal manera, los resultados serán óptimos.
Para poder propiciar la participación de los padres el maestro tiene que tomar en cuenta la realidad comunitaria en el aula, logrando que los padres participen en la creación de ambientes más propicios al aprendizaje, estableciendo una amplia comunicación con ellos, pero sobre todo con aquellos, cuyos hijos presentan problemas especiales de aprendizaje.
Haciendo una analogía con la actualidad, puedo comentar lo percibido en mi última experiencia en las visitas de observación realizada en la comunidad de Mozomboa, municipio de Actopan, en la escuela telesecundaria “Guillermo Prieto”, en la cual pude apreciar la ardua labor del docente del grupo de 3° A, el cual nos comentó la manera en la que buscaba que los padres de familia participaran constantemente en las actividades de la telesecundaria, me comentó que algunos días realizaba pláticas con ellos por las tardes, los exhortaba a trabajar con sus hijos y a apoyarlos. El maestro me informó que los padres de familia habían trabajado en conjunto con sus hijos en faenas en el plantel educativo, así como también en construcción de hortalizas, estas acciones sin duda alguna refuerzan los vínculos entre padres, hijos y maestros. Los jóvenes se sienten seguros, así como respaldados por la figura materna y paterna, los padres se sienten parte de la institución, se sienten imprescindibles y el maestro se siente apoyado por los padres y comprende que no está sólo en esta ardua labor.
La participación de la comunidad en general se traduce en mejor aprendizaje, debido a que todas estas actividades en las cuales se involucra la escuela en la comunidad y la comunidad en la escuela, crean un ambiente cordial y de colaboración que genera mejores resultados y estimula a los participantes. El proceso de búsqueda permanente de mayor calidad del aprendizaje entre los alumnos, se verá fortalecido en la medida en que en ello se involucre a todos los que comparten ese mismo objetivo.
Como lo hemos visto, la calidad es cuestión de trabajo duro, constante, equitativo, en fin la calidad es cuestión de muchas cosas, que a veces no queremos comprometernos. De acuerdo a lo que nos dice el capítulo X “Algunas implicaciones de la calidad”, podemos observar que la palabra calidad, de muy fácil enunciación y escritura, es una palabra verdaderamente compleja, palabra que no es aislada, palabra que implica otras cuestiones más.
En primera instancia, la calidad involucra la crítica y la autocrítica. A mi parecer es primordial que sepamos realizar estas acciones de manera consciente y siendo absolutamente sinceros. Como se decía al principio del libro, la calidad inicia con el reconocimiento de que hay un problema, entonces para reconocer tal problema tenemos que criticar constructivamente el desempeño del sistema, el de nuestros compañeros, los resultados obtenidos y también los procesos que nos llevan a ellos. Sin embargo esta crítica debe generar sugerencias, ser creativa y debe conducir a que todos mejoremos.
Muchas veces criticamos y cuestionamos el desenvolvimiento del sistema o de los compañeros, pero no somos del todo sinceros, no somos capaces de reconocer en que estamos fallando nosotros mismos, cuáles son nuestros puntos débiles y mucho menos hacemos algo por cambiar, porque a nuestra consideración nosotros estamos bien, que los demás cambien. Error. No podemos hablar de calidad si no somos sinceros, no podemos ser sólo palabras y no hechos, si estamos conscientes que lo que necesita el país en general es un cambio, no nos quedemos cruzados de brazos, criticamos a los políticos porque son corruptos, criticamos al sistema porque está mal elaborado, criticamos a los compañeros porque no llegan temprano; queremos que todos ellos cambien, pero esto desgraciadamente no está cien por ciento garantizado, porque no depende de nosotros, sin embargo, si podemos hacer algo que tendrá resultados completamente seguros: Cambiar nosotros mismos.
¿Por qué pienso que es completamente seguro? Porque está a nuestro alcance, porque nosotros mismos somos los que los propiciamos, los conservamos y los incrementamos. Porque hacer cambiar todo un sistema es complejo, pero hacer cambiar nuestra manera de comportarnos está bajo nuestro control. Para poder llegar a esto, debemos de ser capaces de autocriticarnos de tal forma que seamos capaces de admitir nuestros errores, es cuestión de tener una suficiente inteligencia emocional como para reconocer que no somos perfectos y que como humanos tenemos fallas. También es cuestión de reconocer que nuestras fallas, pueden revertirse, trabajando arduamente.
La calidad implica valorar la diversidad, entender que todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles y aceptar la manera en que se desenvuelven en sociedad. Esto significa tener la capacidad de aceptar las diferencias entre los compañeros de trabajo y ser capaces también de comprender que esta diversidad no significa un problema, por lo contrario, esta diversidad significa la oportunidad de gozar una pluralidad de ideas y de acciones, de las cuales podemos enriquecernos y enriquecer también nuestro ambiente de trabajo.
Desafortunadamente, la diversidad muchas veces no es vista como un vasto y variado campo del cual podamos obtener flores únicas, con características especiales que complementen con su belleza particular el ramo de flores perfecto del conocimiento. Muchas veces la diversidad genera temor y lo que se busca es someter esta diversidad a la norma.
Lo anterior no sólo ocurre entre los compañeros de trabajo, también ocurre en el salón de clases, cuando el docente no es capaz de valorar la diversidad de los alumnos y busca que todos ellos estén estandarizados y se comporten de la misma manera. Compañeros, recuerden que trabajamos con material humano, el material más difícil de moldear debido a sus particularidades que nos hacen en esencia, únicos de los demás. De tal forma, tenemos que comprender, aceptar, valorar y enriquecernos con la diversidad humana, evitando así su sometimiento.
El aceptar la diversidad significa comportarnos como seres tolerantes. La tolerancia es necesaria cuando entre dos o más personas existe una diferencia, muchas veces estas diferencias, pueden pasar a un terreno común para ambas partes, esto es el consenso. La calidad implica consensos. El hecho de que lleguemos a un consenso, no quiere decir que perdamos el respeto a nuestra diversidad, por el contrario, podemos enriquecerla. Llegar a este punto es cuestión de un arduo y algunas veces conflictivo; pero es importante reconocer que la voluntad colectiva que surge de la diversidad es mucho más vital y profunda que cualquier otra.
La calidad también implica también relevancia. Algunos estudios señalan que la falta de relevancia de los aprendizajes que ofrece la escuela explican buena parte de su falta de equidad. A mi parecer esto es cierto, pienso que los contenidos de la educación básica se han convertido en puras tradiciones, las cuales no tienen nada que ver con la vida del alumno o de la sociedad en la que se desenvuelve.
Considero que los contenidos de tal educación, deben tomar en cuenta las condiciones de vida nuestra comunidad, así como también nuestros intereses. Teniendo en consideración que la elaboración de planes y programas corresponde al gobierno federal y también teniendo en consideración que la diversidad en nuestro país es muy rica; pienso que es labor del docente adaptar estos contenidos a la realidad de los alumnos. Sólo hace, el estudiante podrá sentirse identificado e interesado en aprender tales conocimientos, de tal forma así se verán reflejados los resultados.
La calidad también implica justicia. Es decir dar más a los que menos tienen. Sólo de tal forma llegaremos a la igualdad tan buscada. Pienso que es necesario buscar permanentemente la manera en que todos los alumnos, independientemente de sus características, alcancen los objetivos esperados. Hay que estar consciente que lo anterior no significa retener y limitar el desempeño de los alumnos más aventajados, pero hay que entender que no podemos permitir que los alumnos, que por cualquier razón, presenten ciertas dificultades especiales, no sean capaces de alcanzarlos. Esto en parte depende de nosotros, pero también de los padres de familia. Recordemos que la calidad necesita de la participación de todos los involucrados, así que en esta parte, exhorto a los padres de familia a de una vez por todas, hacer frente a su responsabilidad. Ser padre no es sólo traer al pequeño a este mundo, no es sólo mantenerlo, no es sólo comprarle cosas; ser padre, es estar con él, trabajar con él, apoyarlo y sin duda alguna, contribuir a su pleno desarrollo.
La calidad, nos exige creer en los alumnos, es decir significa que seamos capaces de entender que nuestros alumnos son potencialmente hábiles para lograr lo que los más grandes genios fueron capaces de hacer. Pienso que tenemos que evitar caer en lo que cayeron aquellos docentes cuando agredían a los alumnos, cuando los menospreciaban o los tachaban de “burros”. Todos los alumnos cuentan con inteligencia suficiente para lograr grandes cosas. Sin embargo esto requiere nuestro apoyo, pero también, de manera muy importante, del apoyo de la familia y, en forma indirecta, del de la comunidad.
La calidad se comparte, es decir, debemos de dejar de lado la envidia y esos sentimientos negativos que nos hacen ser egoístas, que impiden que compartamos con los demás las estrategias que nos han generado buenos resultados y han permitido mejorar nuestro camino hacia la calidad. Tenemos que compartir con nuestros compañeros docentes, con nuestros padres de familia y también porque no con nuestros alumnos. Sólo si compartimos, también nos compartirán los procesos que han forjado buenos resultados. De tal forma, podremos enriquecernos con esto y generar un plan cada vez más propicio para mejorar, teniendo en cuenta las condiciones del entorno que nos rodea.
Haciendo una analogía con la actualidad, enunciaré la experiencia vivida en la segunda jornada de observación a la escuela técnica 103, en la cual la maestra de tercer grado de la materia de química, era una persona completamente comprometida con su trabajo. Era una docente que operaba con justicia, no permitía que las diferencias se acentuaran entre sus alumnos. A los alumnos destacados, tampoco les permitía estancarse. Ella operaba con monitores, generalmente éstos eran los alumnos más adelantados, los cuales acudían en apoyo de los compañeros más rezagados. Aunado a esto, la profesora también sabía valorar la diversidad de los alumnos. Hacía equipos tomando en consideración los talentos especiales para que de esta manera, los estudiantes pudieran tomar lo mejor de cada uno de ellos y fueran capaces de lograr consensos entre ellos para que los jóvenes estuvieran preparados para enfrentarse a la realidad de la vida cotidiana.
Para concluir, sólo quiero decir que la calidad, es un proceso constante que depende de todas las partes involucradas. Tenemos que asumir este reto, tenemos que estar conscientes que las condiciones del mundo actual, nos exigen ser cada vez mejores. Para lograr esto, tenemos que optimizar nuestros procesos llevados a cabo y generar en nuestros alumnos cambios graduales que los conduzcan a un aprendizaje de calidad. Sin educación no hay progreso. Pero para que esto ocurra tiene que ser una educación eficiente, no debe ser una educación decadente, incompleta o simplemente insuficiente. Si queremos que nuestro país progrese, tenemos que empezar con la educación y nosotros como futuros docentes, desempeñamos un papel medular en esto. De tal forma, no nos conformemos, luchemos por mejorar, luchemos por que en nuestras escuelas prevalezca la calidad.